Cuando consigo mirarme de soslayo a un espejo me descubro, con aflicción y mansedumbre, cual pálida azucena que besó el jazmín, como dice el bolero. Mustia como el más anémico de los alhelíes. Encarnando la más actual de las tendencias revestida del color rosa palo de una epidermis típicamente urbana. La vanguardia del estilismo en tonos pastel me toca de lleno en todo su esplendor. Exhibo un semblante mezcla de blanco roto, amarillo ictericia o rosa niebla. Y tengo sobresaltos que me llevan incluso hacia las tonalidades verdes.
De más está decir que encuentro muchas justificaciones para no haber abonado mi propio jardín y no poder lucir otra gama de colores más favorecedores para mi rostro de madre abatida por las tempestades. En realidad, creo que son innumerables. Pero faltaría a la verdad si os dijera que todas tienen el mismo peso. Una sobresale en todo este ajetreo mundano que vivo, capaz de abolir hasta mi conciencia. Continue Reading →